Hoy es un día atípico, donde el desayuno es lo primero que he cambiado. Mis papilas gustativas se han vuelto perezosas y no se molestan en trabajar por algo cuyo sabor conocen de memoria y es por eso que he roto con la rutina. Con todo aquello que me atrapa desde muy temprano, desde el mismo instante en que el despertador suena religiosamente pasados quince minutos después de las seis, ni un minuto antes ni un minuto después, porque sino entonces dejaría de ser rutinario.
No he corrido por bañarme, tampoco por comer con los de siempre, no he prestado tanta atención a las noticias de siempre. El desodorante primero, luego los calcetines, minutos sentado, minutos pensando en algo, tiempo que pasa sin importar que pasen de las siete, hora en que ya "debería" estar saliendo para desayunar.
Anoche fue raro, el viento soplo como si gritara algo, las persianas silbaron, las cortinas se mecieron dejando entrever el cielo iluminado por relámpagos. La puerta se abrió, se encargo de recordarnos de ponerle el pasador porque la de anoche, no era una noche como siempre. Llovió y el sonido del agua se mezclo con sonidos de cosas sueltas, de esas que nadie se preocupa por mantener seguras, como aquellas que en mi cabeza siguen así.
He leído por el placer de hacerlo, Benedetti a veces se encarga de hacer mi mundo algo más grande de lo que conozco y también lo vuelve como la casa de los espejos, lugar donde se reflejan mis "manos memoriosas", el mundo cotidiano que poco ha cambiado, de gente como la hormiga cuyo esfuerzo a algunos les vale un comino; pero que ni así desistiría de intentarlo.
No dormí del todo bien, esa es la verdad, como tampoco lo hice toda la semana pasada por esa tos que tengo desde que me conoces.
Me pasa que tengo tantos pendientes, tantas ideas que me asusta no hacer nada. Todo se apila inconteniblemente en mi mente, en cajas sin etiqueta, sin fechas por hacer pero que no importa si son de hace años o son de ayer, irremediablemente hoy podrían hacerme sentir frustración si los dejo.
Dibuje y recordé esa ansiedad que me produce hacerlo. Recordé que me transporta, que los únicos limites los pone mi capacidad para plasmar lo que imagino. Es diferente a todo, no es como una fotografía, tampoco es mejor ni peor, simplemente es diferente, es otro tipo de experiencia.
Lo que parece que si olvide es como escribir...